Con motivo de la Semana Mundial del Espacio, el Museo de la Ciencia organiza el miércoles 7 de octubre, a las 19 h, una charla doble cuyo tema central serán los satélites.
Abel Calle, físico de la Universidad de Valladolid, impartirá la primera parte de la charla bajo el título ‘Los satélites mejoran nuestra vida’.
A día de hoy nadie puede poner en duda que los satélites han servido, no solo para mejorar la calidad de vida de las personas, sino también para salvar vidas y para aportarnos la información necesaria para que el planeta modifique los escenarios de previsión del cambio climático. Algunos logros de los satélites los agradecemos hoy; otros logros los agradecerán, sin duda, las futuras generaciones.
En esta primera, sin perspectiva no hay conocimiento; sin capacidad de ver fuera de la luz, no hay conocimiento; sin abstraerse de las leyes físicas como la gravedad, no hay conocimiento y sin el atrevimiento científico de la curiosidad, no hay conocimiento. Todo esto nos lo ofrecen los satélites en campos tan diversos como la meteorología, la ordenación el territorio, la navegación de posicionamiento, la vigilancia y la seguridad y la investigación en estaciones espaciales. Este es el camino.
Carlos Coello, planetarista del Museo de la Ciencia, será el encargado de pronunciar la segunda parte del encuentro: ‘Pero… ¿a qué coste?’
La visión de puntos brillantes moviéndose por el cielo llama poderosamente la atención y nos hace preguntarnos por lo que hay arriba, o, sencillamente, nos parece algo espectacular. Algunos esperan ver cómo se desplaza la Estación Espacial Internacional; otros, hace algún tiempo, lo hacíamos con los satélites Iridium…
Pero en la actualidad hay demasiados elementos de mayor o menor brillo que no solo molestan a los astrónomos aficionados, sino que tienen importantes repercusiones en los observatorios profesionales. ¿Cómo haremos para evitarlo? ¿Resignarse o morir?
Breve currículums de los ponentes
Abel Calle es profesor de Física Aplicada de la Universidad de Valladolid. Ha sido Presidente de la Sección de Física precisamente cuando se gestionó la implantación del doble grado Física-Matemáticas en la UVa.
Ha sido Director del Departamento de Física Aplicada y, hasta enero de este año, Vicerrector de Ordenación Académica, habiendo sido el fundador del centro VirtUVa de docencia virtual que tan buen trabajo está realizando en tiempos del COVID-19. También ha sido Vicepresidente de la Asociación Española de Teledetección y forma parte de su Junta Directiva.
Aparte de sus actividades en el campo de la gestión, realiza muchos proyectos de transferencia de conocimiento e innovación de la Universidad a la Empresa, como la vigilancia meteorológica y la previsión de dispersión de efluentes gaseosos de dos centrales nucleares en España, Trillo y Almaraz.
Pertenece al Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Óptica Atmosférica en el que se realizan estudios combinados de componentes atmosféricos, en estaciones del Ártico y la Antártida, con medidas de satélite.
Y, en relación con el tema de esta charla, fue asesor científico de la empresa Deimos Imaging y estuvo involucrado en la implementación del primer satélite de observación de la Tierra español, el Deimos I.
Carlos Coello es un astrónomo nacido en Valladolid, planetarista en el Museo de la Ciencia desde hace 17 años, que desde pequeño sintió fascinación por las estrellas. Todavía conserva los dos primeros libros de astronomía que le regalaron, uno a los 8 años, y otro a los 10.
Miembro de la Sociedad Astronómica Syrma desde 1987, ha participado en numerosas observaciones públicas y charlas astronómicas, desarrollando su faceta de divulgador, en la que se encuentra bastante cómodo. Desarrolló junto a Pedro Mencía las jornadas astronómicas «El Cielo de Ptolomeo», que se realizan en el Museo de la Villa Romana de Almenara-Puras.
Los interesados en asistir presencialmente a esta charla, deberán mandar un correo a espacios@museocienciavalladolid.es con el asunto ‘charla Semana Mundial del Espacio’. La reserva de plazas se realizará por orden de recepción de los correos y hasta completar aforo. Desde el Museo se confirmará la reserva de plaza.